Proyecto del Blog

El Blog forma parte de la investigación iniciada hace tres años sobre viajeros a Rusia desde 1917 hasta 1959 cuya meta en primera instancia es la de captar las representaciones e imágenes que estos viajeros Latinoamericanos expresaron en sus textos sobre sus visitas al país soviético, destacando la importancia que tiene su valoración para un mayor acercamiento a la historia de la recepción para la construcción de ideas en Latinoamérica.

martes, 15 de junio de 2010

La instrucción de Stalin: ¿Clave para entender los resultados de la revolucion o excusa para liberar de estos resultados a los intelectuales?



Bien podríamos hoy decir que las problemáticas emparentadas con las causas del fracaso de la revolución emprendida por los bolcheviques en 1917 forman parte, a casi cien años de distancia, de una verdadera cuestión de estudio con vida propia dentro del campo de las ciencias sociales.

Nuestro aproximación a la problemática se realiza a través del estudio sobre cuatro libros publicados por intelectuales durante el periodo (1939-1940)directamente comprometidos en el desarrollo mismo del proceso revolucionario en el sentido de haber sido parte, en mayor o en menor medida según cada caso, del Partido Comunista (Francés y/o Soviético); estos son : Boris Souvarine en su, “Stalin: A Critical Survey of Bolchevismo (1939)” ; Victor Serge en “Retrato de Stalin (1940)" y Henry Barbusse en “Stalin: Un nuevo mundo a través de un hombre (1935)”

Del análisis de estos textos se desprenden un sinfín de aspectos de trascendental importancia para comprender el acontecer intelectual de la época, las preocupaciones latentes, los alcances de la libertad de expresión bajo un escenario adverso como el de los años de entreguerras y demás... sin embargo aquí tan solo destacaremos aquellos aspectos relacionados con las explicaciones sobre el fracaso del proyecto soviético dadas por ellos.
En principio porque como hemos dicho en paginas ya "antiguas", estamos analizando los escritos de personas que estuvieron inmersas e incluso que en mayor o menor medida han estado o han influido incluso en el núcleo central de los bolcheviques que realizaron la revolución de Octubre. Y eso no es poco, por lo que represento la revolución y por lo que representa aún para todos los hombres de izquierda del mundo y más aún para estos intelectuales en el sentido de ser el escenario en donde ellos esperaban ver expresadas el grueso de las propuestas, los conceptos y las perspectivas tratadas por el campo intelectual de la época (sin lugar a dudas el tema los trasciende hasta volverse atemporal), es un gran escenario en donde se experimenta, se práctica con las ideas debatidas de Karl Marx, Proudhome, Bakunin, Lenin, Rosa Luxemburgo, Trotsky y tantos otros que dedicaron la mayor parte de sus vidas en pensar en otra sociedad, otro modo de producción, otra educación para el hombre del siglo XX.





De allí entonces lo extraño de Stalin, de su liderazgo en el sentido de no haber sido nunca una persona instruida, letrada, académica ni de estar inmerso en estos debates previos a la revolución de Octubre, con ello nos deja lugar para la duda ¿Qué paso con los estos “old bolcheviques ” es decir, con aquellos que si pueden ser considerados como verdaderos intelectuales revolucionarios, los Lenin, Trotsky, Zinoviev, Kamenev, Sokolnikov, Bubnov? ¿Fracaso de la intelectualidad revolucionaria rusa o debemos decir que lo que ocurrió fue más bien el resultado del aniquilamiento de la misma a manos de la maquinaria Stalinista?
Aquí nos abrimos a dos alternativas posibles para hablar del fracaso respecto a las expectativas que los intelectuales del mundo y principalmente para nosotros, la que los franceses tenían en relación a los desenlaces de la revolución rusa.
Sobre ellos Boris Souvarine como Victor Serge encuentran en el análisis de la instrucción obtenido en la infancia como de la adolescencia de Stalin las razones para ubicarlo fuera del grupo de los intelectuales y en cierta medida utilizar ello como pretexto para exculpar a la intelectualidad revolucionaria rusa de los resultados de la revolución.



Para ello como dijimos, Boris Souvarine dedicara un capitulo entero a la descripción de Georgia, medio en donde Stalin creció y maduro, creando una imagen rustica, campesina, ruda bien distante de lo que los intelectuales esperan de un líder revolucionario.
Por otra parte esta distinción se centra en otras cuestiones que se encuentran mas bien relacionadas con lo que venimos marcando desde el inicio de nuestro trabajo y que tiene que ver con la idea de ver en la revolución rusa no un hecho aislado sino más bien un ejemplo mas de las luchas sociales iniciadas con la revolución francesa.
Mejor dicho, Boris Souvarine, Victor Serge e incluso Henry Barbusse comprenden a la revolución rusa en clave intelectual, es decir, concibiendo el rol significativo que en el proceso revolucionario tienen los intelectuales, quienes deben ocupar para garantizar el cumplimiento de los objetivos planteados el lugar directivo, ser el grupo selecto, instruido, mejor preparado para orientar a la masa de trabajadores hacia un futuro mejor.
Es Desde esta perspectiva que desarrollara la crítica y su principal idea Boris Souvarine a la hora de comprender el presente de los fracasos sovieticos, utilizando como lanza la educación de Stalin para distanciarlo de la intelectualidad revolucionaria desplazados del gobierno revolucionario como Lenin, Trotsky, Zinoviev o Kamenev:

“Georgia ha resistido a la rusificación, el pueblo mantuvo su lengua original. Incluso hoy en día Stalin habla incorrectamente, con un fuerte acento caucásico que despierta la ironía de los realmente rusos. Sin un traductor de georgiano su madre necesita un intérprete. Uno no puede dejar de pensar en el corso de Bonaparte, cuya lengua materna era el italiano y odiando a Francia antes de llegar a ser lo que fue luego, al igual que Stalin quien gobernado por la Rusia Imperial odiaba a Rusia. Su lectura y la enseñanza en la escuela le proporcionaron los rudimentos de una educación que no ha sido nunca demostrada en sus escritos ni en sus discursos posteriores. En ello se diferencia de cualquier otro notable revolucionario de los tiempos modernos. El lenguaje revolucionario de nuestros días esta impregnado de las ideas de Karl Marx, Friedrich Engels, como de formulas adoptadas por Lasalle Y Blanqui, de Proudhon y Bakunin, y sus sucesores, y con referencias a los precedentes históricos de jacobinismo, baubismo, cartismo, la revolución de 1848, la comuna de 1871. Nada de este tipo vemos en Stalin. La edad de larga tradición que data del tiempo de Espartaco no encuentra expresión en sus palabras, a pesar de que se continúa en sus hechos. Sin embargo, a partir de un determinado momento Stalin no hablara ni escribirá sin dejar de citar a Lenin al igual que el caso de Cromwell con la biblia parece haber leído solo los veinte volúmenes de Lenin”.